EL ARTE Y LA CIENCIA
Mayo 17th, 2009 · 2 Comments · 01. Arte
- Manuel Guzman Hennessey, El Tiempo, Diciembre 18 de 2008.
«Una
de mis piernas era la ciencia y la otra, la música, dijo en reciente
visita a Bogotá el Premio Nobel de Química, Richard Ernst. Recordé a
Malcolm Lowry, un artista británico, quien dijo: con una mano toco el
piano y con la otra me sostengo. Ernst, quien combina su trabajo de
químico con la música, habló en la Universidad Nacional sobre el papel
educador de la ciencia, y se refirió a las relaciones, cada vez más
estrechas, entre la ciencia y la ética. Una obra de teatro sobre las
implicaciones éticas de la investigación nuclear puso a la sociedad,
hace unos años, a recordar el tema de los usos de esta forma de
energía, para el desarrollo de armamentos de destrucción masiva. Me
refiero a las conversaciones entre Niels Bohr y Werner Heisenberg, en
la obra de Frayman, Copenhague. En ella, Bohr admite haber “dado
algunas ideas” sobre la manera de tirar bien la bomba atómica sobre las
cabezas de los habitantes de Hiroshima y Nagazaki.
Hoy, la ética de la investigación científica pasa por nuevos temas, como la manipulación genética de la vida, o las semillas resistentes al fenómeno climático. Pero se sigue dejando de lado la relación, aún más compleja, entre el arte y la ciencia. Que mucho podría ayudar, en mi opinión, a la construcción de una nueva ética del quehacer científico y, por ende, del desarrollo, en un mundo cada vez más dependiente de las tecnologías, la química y la electrónica. El arte existe para mejorar la manera de concebir el mundo, para entregarnos una sensibilidad que la ciencia no puede proveer, y que necesitamos para evolucionar como seres humanos. La metodología de visión de los artistas y su experticia en el arte de la intuición habrán de unirse al poder predictivo de la ciencia para construir una nueva cultura, donde hallen justo equilibrio la racionalidad y la creatividad.
Ciencia y arte estuvieron unidos en el mundo de los antiguos, pero el modernismo alentó la equivocada idea de que debían separarse. Apolo, que en la mitología griega era el dios de la razón, también era considerado el protector de las artes y, al mismo tiempo, el dios de la belleza; con razón escribió Arthur Koestler que “El espacio de Einstein no está más cerca de la realidad que el cielo de Van Gogh”, pues, aunque la ciencia no se identifica con el placer, como sostiene Jean Pierre Changeux, ni el arte con la razón, no puede haber ciencia sin placer ni arte sin razón. El señor Ernst nos dejó una reflexión para esta navidad: He venido a conmover a los científicos que piensan sólo en moléculas, el arte es bello, dijo al final de su exposición. Quienes quieran saber más sobre el científico, pueden buscar ese excelente magazín de divulgación científica que es UN Periódico».
Hoy, la ética de la investigación científica pasa por nuevos temas, como la manipulación genética de la vida, o las semillas resistentes al fenómeno climático. Pero se sigue dejando de lado la relación, aún más compleja, entre el arte y la ciencia. Que mucho podría ayudar, en mi opinión, a la construcción de una nueva ética del quehacer científico y, por ende, del desarrollo, en un mundo cada vez más dependiente de las tecnologías, la química y la electrónica. El arte existe para mejorar la manera de concebir el mundo, para entregarnos una sensibilidad que la ciencia no puede proveer, y que necesitamos para evolucionar como seres humanos. La metodología de visión de los artistas y su experticia en el arte de la intuición habrán de unirse al poder predictivo de la ciencia para construir una nueva cultura, donde hallen justo equilibrio la racionalidad y la creatividad.
Ciencia y arte estuvieron unidos en el mundo de los antiguos, pero el modernismo alentó la equivocada idea de que debían separarse. Apolo, que en la mitología griega era el dios de la razón, también era considerado el protector de las artes y, al mismo tiempo, el dios de la belleza; con razón escribió Arthur Koestler que “El espacio de Einstein no está más cerca de la realidad que el cielo de Van Gogh”, pues, aunque la ciencia no se identifica con el placer, como sostiene Jean Pierre Changeux, ni el arte con la razón, no puede haber ciencia sin placer ni arte sin razón. El señor Ernst nos dejó una reflexión para esta navidad: He venido a conmover a los científicos que piensan sólo en moléculas, el arte es bello, dijo al final de su exposición. Quienes quieran saber más sobre el científico, pueden buscar ese excelente magazín de divulgación científica que es UN Periódico».
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