martes, 6 de marzo de 2012

Planeta Tierra en imágenes

El planteta Tierra es hasta el moento el único planeta en donde se desarrolla la vida. Veamos la diversidad de ambientes que se presentan en él...






Juegos para hacer ciencia

¿Con los imanes se juega?


Todo niño, adolescente o adulto que se encuentra con un par de imanes en sus manos no puede dejar de hacer pruebas de acercamiento y alejamiento o colocarlo debajo de la mesa y hacer correr los metales que están sobre ella, entre otros experimentos que espontaneamente vienen a la imaginación aún ignorando los principios físicos que éstos objetos encierran los imanes.

Todo imán puede ser un juguete! Se puede investigar sobre las distintas posibilidades para jugar con ellos en casa, también como aparecen en los distintos temas que se tratan en las escuelas  para reunir ideas y seguir jugando con todo lo que el magnetismo puede despertar en los pequeños exploradores del mundo, los niños!
Es muy importante conocer también qué tipo de juguetes  en relación a imanes existen en el mercado

Ideas para jugar en casa…

Tomar imanes viejos de la heladera y pegar sobre él un pedazo de cartulina blanca o de color. 

Cuando esta seca pueden los chicos pintar sobre la cartulina con crayones o pegarle objetos como papeles pequeños, hojitas naturales, semillas, florcitas secas, etc. 

Después podemos nosotros cortar el imán (con papel incluido) con tijera y darle la forma que nos guste. 

Se pueden armar partes de una cara para después jugar a armarla, partes de un paisaje y armarlo, formas que los niños sugieran y que después sirvan para jugar libremente.

Algunos tips de seguridad:
Es recomendable que cuando los niños pequeños juegan con imanes sea bajo la mirada de un adulto.
Existe el peligro de que los niños introduzcan los imanes pequeños en los enchufes.
No deje imanes grandes al alcance de los niños por el peligro de contusión que estos suponen.
Los imanes no están indicados como juguetes para menores de 9 años ya que pueden ser fácilmente tragados. En caso de ingestión de varios imanes pequeños, tenga en cuenta que éstos pueden fijarse en el intestino y causar lesiones con riesgo de muerte.
Nunca intente probar los imanes en el lóbulo de su oreja, su nariz, etc. ni en otra persona.
 Extraído de :

sábado, 18 de febrero de 2012

Principio de incertidumbre 2


Principio de incertidumbre 1


¿QUÉ ES EL PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE DE HEISENBERG?

Antes de explicar la cuestión de la incertidumbre, empecemos por preguntar: ¿qué es la certidumbre? Cuando uno sabe algo de fijo y exactamente acerca de un objeto, tiene certidumbre sobre ese dato, sea cual fuere.

¿Y cómo llega uno a saber una cosa? De un modo o de otro, no hay más remedio que interaccionar con el objeto. Hay que pesarlo para averiguar su peso, golpearlo para ver cómo es de duro, o quizá simplemente mirarlo para ver dónde está. Pero grande o pequeña, tiene que haber interacción.

Pues bien, esta interacción introduce siempre algún cambio en la propiedad que estamos tratando de determinar. O digámoslo así: el aprender algo modifica ese algo por el mismo hecho de aprenderlo, de modo que, a fin de cuentas, no lo hemos aprendido exactamente.

Supongamos, por ejemplo, que queremos medir la temperatura del agua caliente de un baño. Metemos un termómetro y medimos la temperatura del agua. Pero el termómetro está frío, y su presencia en el agua la enfría una chispa. Lo que obtenemos sigue siendo una buena aproximación de la temperatura, pero no exactamente hasta la billonésima de grado. El termómetro ha modificado de manera casi imperceptible la temperatura que estaba midiendo.

O supongamos que queremos medir la presión de un neumático. Para ello utilizamos una especie de barrita que es empujada hacia afuera por una cierta cantidad del aire que antes estaba en el neumático. Pero el hecho de que se escape este poco de aire significa que la presión ha disminuido un poco por el mismo acto de medirla.

¿Es posible inventar aparatos de medida tan diminutos, sensibles e indirectos que no introduzcan ningún cambio en la propiedad medida?

El físico alemán Werner Heisenberg llegó, en 1927, a la conclusión de que no. La pequeñez de un dispositivo de medida tiene un límite. Podría ser tan pequeño como una partícula subatómica, pero no más. Podría utilizar tan sólo un cuanto de energía, pero no menos. Una sola partícula y un solo cuanto de energía son suficientes para introducir ciertos cambios. Y aunque nos limitemos a mirar una cosa para verla, la percibimos gracias a los fotones de luz que rebotan en el objeto, y eso introduce ya un cambio.

Tales cambios son harto diminutos, y en la vida corriente de hecho los ignoramos; pero los cambios siguen estando ahí. E imaginemos lo que ocurre cuando los objetos que estarnos manejando son diminutos y cualquier cambio, por diminuto que sea, adquiere su importancia.

Si lo que queremos, por ejemplo, es determinar la posición de un electrón, tendríamos que hacer rebotar un cuanto de luz en él —o mejor un fotón de rayos gamma— para «verlo». Y ese fotón, al chocar, desplazaría por completo al electrón.

Heisenberg logró demostrar que es imposible idear ningún método para determinar exacta y simultáneamente la posición y el momento de un objeto. Cuanto mayor es la precisión con que determinamos la posición, menor es la del momento, y viceversa. Heisenberg calculó la magnitud de esa inexactitud o «incertidumbre» de dichas propiedades, y ese es su «principio de incertidumbre».

El principio implica una cierta «granulación» del universo. Si ampliamos una fotografía de un periódico, llega un momento en que lo único que vemos son pequeños granos o puntos y perdemos todo detalle. Lo mismo ocurre si miramos el universo demasiado cerca.
Hay quienes se sienten decepcionados por esta circunstancia y lo toman como una confesión de eterna ignorancia. Ni mucho menos. Lo que nos interesa saber es cómo funciona el universo, y el principio de incertidumbre es un factor clave de su funcionamiento. La granulación está ahí, y eso es todo. Heisenberg nos lo ha mostrado y los físicos se lo agradecen.

Ecoideas...


La ciencia y los jóvenes

Entrevista a Diego Golombek
"Hoy ha cambiado la mirada de los jóvenes hacia la ciencia"
Actualizado sábado 31/12/2011 05:21
EducaRed Argentina
El biólogo y comunicador científico se refirió a la importancia de divulgar ciencia y aseguró que el arquetipo del científico actual en la Argentina "es más humano".

Doctor en biología, profesor titular de la Universidad Nacional de Quilmes e investigador principal del CONICET, Diego Golombek es también un reconocido comunicador que viene trabajando desde ya varios años en acercar la ciencia al público masivo. En televisión, participó de “Científicos Industria Argentina”, fue asesor científico del programa “La Fábrica” de Discovery Channel y actualmente conduce “Proyecto G” por canal Encuentro. Desde 2003 es uno de los directores de “Expedición Ciencia”, un programa de enseñanza de las ciencias que tiene por objetivo promover la educación científica a través de propuestas que fomenten el pensamiento crítico, la creatividad y la igualdad de oportunidades. En esta entrevista, Golombek nos brinda su impresión sobre Tecnópolis, habla del rol de la ciencia en el país y explica la nueva atracción que sienten los jóvenes argentinos por la labor científica.
¿Qué sensación le genera una feria como Tecnópolis?

Es fantástico, realmente. Es algo bastante increíble que esté sucediendo y lo más increíble, por un lado, es ver cómo se juntaron distintas instituciones del Estado para armar algo inédito y, por el otro, la respuesta de la gente. Tecnópolis es un evento súper inclusivo porque es para distintas edades, para gente de distintos niveles sociales, así que realmente es algo muy increíble que se haya dado. Y si bien es un hecho maravilloso, creo que no está fuera de un contexto en el cual ha cambiado la visión de la ciencia tanto desde el Estado como desde la sociedad. El Estado en cierta forma, desde hace ya varios años, viene no solamente apoyando a la ciencia sino apoyándose en la ciencia, porque la ciencia es necesaria para la toma de decisiones, para el desarrollo del país.
Y la sociedad, que siempre tuvo una mirada bastante benévola hacia los científicos argentinos, una mirada más compasiva, como si dijeran: “pobrecitos, hacen lo que se les canta, hacen lo que quieren pero no ganan un mango, nadie les da mucha bola”; ahora ha cambiado. Sigue siendo benévola esa mirada pero ahora es incluso más utilitaria, en el sentido de que necesitamos ciencia y tecnología para avanzar y para decidir las cosas que nos pasan por arriba: contaminación, energía. Y el hecho de que Tecnópolis sea planteado como un parque temático de ciencia y tecnología es adecuado porque así la gente se interesa y en el medio, de contrabando, recibe un montón de ciencia.
Desde el punto de vista de la divulgación, ¿cuáles son los problemas habituales con los que se encuentra la ciencia a la hora de llegar a un público más amplio?
Son varias cuestiones. En principio, cuando la gente divulga ciencia, hace un libro de divulgación científica o hace un programa de televisión de divulgación científica, se pone el cassette de la ciencia; ese cassette de hablar difícil, de que no me tergiversen nada de lo que digo. Y lo cierto es que cuando uno hace un libro de divulgación científica, hace un libro para que la gente lo lea. Lo mismo cuando hace un programa de televisión de divulgación científica: hace un programa de televisión con todos los recursos que los formatos le permiten y eso es algo que no se ha hecho mucho en general.
Por otro lado, el problema principal no es tanto de divulgación, y que en todo caso es un complemento, sino de educación. La educación básica en ciencias es realmente deficiente. En la primaria casi no hay ciencia, hay muy pocas horas realmente, porque se considera que la primaria es para otra cosa, para aprender a leer, escribir, sumar y restar, y por ahí un poquito de historia y geografía, y en la secundaria todavía se abusa de las clases magistrales, del definir, del “hoy vamos a hablar de tal cosa”, en lugar de crear ciencia, de hacer un proceso por indagación, en el cual los chicos puedan sacar a flote sus preguntas. Si está la base de la educación, entonces la divulgación puede servir como un excelente complemento, pero nunca la puede reemplazar, es irreemplazable la educación básica.
Y otro problema es que la corporación de los científicos siempre ha sido bastante reacia a participar de actividades de divulgación, incluso en términos históricos, porque los próceres de la ciencia argentina, los premios Nobel, creían que esto era una pérdida de tiempo básicamente. Y además no nos evalúan por hacer eso, no nos evalúan por divulgar, nos evalúan por producir ciencia y está muy bien que así sea, pero si no tenés ningún rengloncito en tus informes de evaluación para decir, “bueno, y además estuve haciendo tal cosa en la tele, en un libro o en una escuela”, sentís también que es un poquito una pérdida de tiempo, porque te resta puntos claramente hacerlo. Entonces todas estas cuestiones conspiran para que, hasta hace muy poco tiempo, casi no hubiera habido una actividad relativamente masiva de divulgación de la ciencia por parte de los científicos y de los periodistas científicos que se han profesionalizado en los últimos años.
¿Y cuál debería ser el rol del Estado en esta divulgación? ¿Es su responsabilidad llevar la ciencia al público masivo?
Sí, claro. Esto debe hacerlo el Estado por una razón muy sencilla. En Argentina, salvo excepciones que son relativamente pocas, algunas de las cuales también están presentes en Tecnópolis, la ciencia se hace desde el Estado. La ciencia se hace en las universidades públicas, en las instituciones como el CONICET, la CNEA, el Instituto Antártico o varios etcéteras, que son instituciones del Estado, por tanto la responsabilidad de contar eso es del Estado y de los científicos que participan en estas instituciones. Porque la ciencia no es ciencia hasta que no se comunica, hasta que no se cuenta. Incluso es una forma de hacer ciencia aplicada, entre comillas, porque a nosotros nos pagan los impuestos, estamos en el sistema público, y no muchos hacemos vacunas o diseñamos puentes o hacemos lo que se conoce como aplicaciones de la ciencia. Entonces contarlo es también compartirlo con la sociedad que nos está pagando y permitiendo hacerlo. Digamos que, de algún modo, es una especie de rendición de cuentas. Y aunque no sea responsabilidad exclusiva del Estado, porque hay entes profesionales de comunicación de la ciencia, periodistas, medios de comunicación, etcétera, el Estado tiene un rol indelegable y, últimamente, se está haciendo cargo de este rol.
¿Debe ser una política de Estado la divulgación de la ciencia?
Por supuesto. Hoy lamentablemente debo decir que este buen momento que está atravesando la ciencia y la tecnología no es una acción de lobby de los científicos, ya que si bien hemos hecho lobby y hemos tratado de hacernos escuchar, esto es claramente una acción política de gobierno, que realmente ha cambiado la relación del Estado con la ciencia y con los científicos a partir de hechos simbólicos y hechos concretos. Los hechos simbólicos son, por ejemplo, la creación de un ministerio. Eso simbólicamente es impresionante porque en los papeles te pone a la ciencia en el mismo nivel que otras áreas del Estado tremendamente importantes como la educación, la salud, la economía, la defensa. Después está lo concreto, hay que llenar esos símbolos, y de hecho hay elementos que los van llenando, los salarios han cambiado, los subsidios han cambiado, hay una cierta política científica, uno puede coincidir más o menos, pero hay una política científica y la política se traduce en distribuir recursos.
El ministerio actual está dando señales muy fuertes de que quiere ir hacia cuestiones de desarrollo, de tecnología, de innovación, cuando la ciencia argentina siempre se destacó por aspectos básicos, nosotros somos muy fuertes en aspectos básicos y somos un poco remolones, nos cuesta pensar o cambiar el switch hacia una cosa de aplicaciones en general, hay maravillosas excepciones a esto, por supuesto, pero falta todavía que los empresarios se convenzan también de que es una buena inversión mirar un poco hacia adelante y hacer investigación y desarrollo porque después vas a ser pionero en algo que va a ser patentado, licenciado y eventualmente va a generar recursos. Para eso falta un poco aunque también hay señales del ministerio en términos de intentar incentivar al sector privado que también es remolón en estos aspectos.
¿Cómo fue su experiencia al momento de iniciar sus estudios universitarios y cómo cree que enfrenta hoy su vocación un joven que quiere dedicarse a la ciencia o a la tecnología?
Bueno, yo no era un niño muy científico que digamos. No era un niño naturalista que iba a cazar mariposas con la red o a observar hormigas con la lupa en el patio. De hecho mi vocación es bastante tardía. Cuando entré a la universidad no tenía idea de por qué entraba porque yo me volcaba mucho más hacia cuestiones humanísticas, que recién ahora se cierran con la comunicación de la ciencia, ahí puedo meter todo, puedo meter la literatura, el teatro, la música y la ciencia. Igual es fascinante. Una vez que entrás a la Facultad de Ciencias Exactas te deslumbra el ambiente, te deslumbran tus compañeros, tus profesores, los investigadores y finalmente termina siendo maravilloso. Pero lo que es cierto es que el arquetipo del científico de esa época, era en todo caso un arquetipo que estaba muy lejos, que cada tanto aparecía en los medios o aparecía hablando con acento francés si era Cousteau o con acento yanqui o alemán si eran películas de Hollywood, básicamente. No era un arquetipo muy cercano, no era el tipo que vos te vas a encontrar comiendo un choripán o en la tele hablando de otras cosas, o en los diarios, eso ha cambiado me parece.  
Para los más jóvenes el arquetipo del científico es más humano, es más cercano, puede ser un pibe que tiene rastas si va a escuchar un concierto de rock y lo tiene ahí al lado pero trabaja de científico, dedica su vida a la ciencia pero tiene los mismos intereses como joven que otro que tiene al lado. Eso me parece que ha cambiado para bien, porque todavía existe el prejuicio de que los científicos son otra tribu, otra raza, que no se les entiende nada, que son mártires de la ciencia. Eso está cambiando un poquito. Todavía está esta idea de “no, a mí interesa la ciencia pero no voy a seguir una carrera científica porque están todos locos o me voy a morir de hambre o no voy a encontrar trabajo”, y está la errónea idea de que si voy a una carrera tradicional, económicas, derecho, medicina, bueno, por ahí no es lo que más me gusta, pero me va a ir bien y voy a tener trabajo. Y es mentira, las dos cosas son mentiras. En este momento hay salida laboral para los científicos, hay mucho por mejorar, hay mucho por hacer, no digo que estemos en un paraíso, pero en términos relativos me parece que ha cambiado mucho el esquema del científico y la mirada de los jóvenes hacia la ciencia.

Fragmentación de hábitats


GARCÍA, D. (2011). EFECTOS BIOLÓGICOS DE LA FRAGMENTACIÓN DE HÁBITATS: NUEVAS APROXIMACIONES PARA RESOLVER UN VIEJO PROBLEMA. ECOSISTEMAS 20(2-3):1-10.

La fragmentación de hábitats es un proceso de cambio paisajístico con fuertes repercusiones en la viabilidad de las poblaciones, la estructura de las comunidades y el funcionamiento de los ecosistemas en todo el planeta. Debido a su importancia como motor de pérdida global de biodiversidad, ha recibido una fuerte atención por parte de la comunidad científica durante décadas. Sin embargo,  aún son escasos los conocimientos generalizables sobre los mecanismos de respuesta de los ecosistemas a los cambios en la configuración de los hábitats. Este monográfico de Ecosistemas reúne las visiones de científicos hispanohablantes de relevancia internacional sobre el concepto -y el problema- de la fragmentación de hábitats. A través de revisiones que incorporan sus propios resultados, los autores presentan nuevas aproximaciones para desarrollar ciertas áreas de la ciencia de la fragmentación aún con fuertes limitaciones conceptuales y empíricas. Además, resaltan la aplicabilidad de dichas aproximaciones en la conservación de especies y la gestión de ecosistemas en paisajes fragmentados.

Palabras clave: efectos de borde, escala espacial, factores de confusión, modelos de paisaje, pérdida y subdivisión de hábitats.
Artículo completo en: http://www.revistaecosistemas.net/